Londres, 13 may (Prensa Latina) El editor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, aseguró hoy aquí que Suecia recibió una presión política considerable para que reabriera la investigación contra Julian Assange por presuntos delitos de violación.
Hay que recordar que ese caso fue desechado en 2010, cuando el fiscal determinó que no se había cometido ningún delito, y luego se reabrió en el momento en que Wikileaks se preparaba para publicar los archivos sobre la guerra de Iraq, denunció Hrafnsson, en un comunicado difundido en Londres.
Según Hrafnsson, la manipulación ha estado presente en todo momento, porque los suecos, dijo, querían retirar la orden de arresto en 2013, pero fue el gobierno británico el que insistió en que continuara.
Este lunes en Estocolmo, la fiscal Eva-Marie Persson anunció que tras el arresto de Assange por la Policía británica el 11 de abril pasado, la justicia de su país decidió retomar la investigación por la presunta violación de dos mujeres cometida por Assange nueve años atrás.
Assange, quien niega las acusaciones y las achaca a una conspiración política en su contra, se refugió en la embajada de Ecuador en junio de 2012 para evitar ser extraditado a Suecia.
El 11 de abril pasado, el gobierno ecuatoriano dio por terminado su asilo político, y lo entregó a la justicia británica, que lo condenó a 50 semanas de cárcel por violar la fianza que le impuso en 2012, en relación con la investigación sueca.
Al respecto, Hrafnsson afirmó que durante los siete años que permaneció asilado en la legación diplomática, el ciberactivista australiano siempre estuvo dispuesto a responder a las preguntas de la fiscalía sueca, la cual archivó el caso en 2017.
La afirmación muy difundida por la prensa de que Assange evadió responder las preguntas de la justicia sueca es falsa, recalcó.
El actual editor jefe de Wikileaks, portal digital que se hizo famoso por divulgar decenas de miles de archivos secretos de la diplomacia y el Ejército norteamericanos, opinó además que decisión de reabrir el caso le dará a su colega australiano la oportunidad de «limpiar su nombre».
Además de su posible extradición a Suecia, el fundador de Wikileaks enfrenta otra petición similar de Estados Unidos, que quiere juzgarlo por conspiración para cometer piratería informática, un delito que conlleva hasta cinco años de prisión.